Es una confesión algo fuerte (para algunos)
el tener que pensar en que tenia cānĉer y viviría mis últimos días en agonía, dolor tristeza en el hospital hasta llegar a no poder aguantar más e irme, me alegre saber que sería quien se iba a ir de este mundo, mas que alegrarme me emocione.
Después pensé en lo mismo y me dije, ¿Cómo pude emocionarme en saber que moriría? en fin, eso fue el martes.