Desde primero de primaria cuando aprendí a leer.
Recuerdo que les prohibían a los padres ayudar a los hijos a hacer la tarea, y los niños tenían que consultar varios libros para hacer un resumen.
Sé que no te refieres a eso, pero me transporté a esos días de mi infancia, de lectura diaria. Tener faltas de ortografía no era una opción, aunque la información fuera correcta podríamos tener una mala calificación. Las vueltas de páginas de los libros era cosa cotidiana.