Yo llegaría lejos seguro, no porque busque aprobación barata, sino porque en estos realities los jugadores que actúan discretos pero lanzan golpes certeros en el momento exacto suelen quedarse hasta el final.
El espectáculo estaría garantizado desde el día uno: acusaciones, traiciones, alianzas fingidas, gente con doble cara que se hace la inocente frente a las cámaras pero conspira en secreto… ya sabes, lo típico de cualquier circo televisado.
Al final, no falta quien se siente protagonista eterno, quien se victimiza constantemente, y quien quiere manejar los hilos sin darse cuenta de que los demás también juegan.
Y ahora aquí estoy yo, en primera fila, con palomitas, disfrutando cómo todos caen en sus propias trampas.
Saludos.