Cuando compartimos algo material, nos quedamos con menos de lo que empezamos. Pero las divisas del espíritu, elementos como la luz, el amor y el conocimiento, desafían estas condiciones físicas; aumentan cuando se comparten y se hacen eternas. En Hanukkah, cuando usamos una llama para encender otra, el resplandor no se reduce a la mitad sino que la luz se multiplica.
Siempre hubo dos maneras de vivir en un mundo que a menudo es oscuro y lleno de tristeza. Podemos maldecir la oscuridad o encender una luz, y como dicen los chassidim, un poco de luz ahuyenta mucha oscuridad. Que todos ayudemos a iluminar el mundo :"3
A veces, una llama puede extinguirse por completo. A veces, una llama puede encogerse y vacilar, pero a veces una llama se niega a apagarse. Surge de la brasa más tenue para iluminar la oscuridad, para arder a pesar de la abrumadora adversidad. Es Hanukkah también un recordatorio de como nuestro pueblo, nuestra cultura ha sido aplastada y menospreciada muchas veces, pero siempre hemos resurgido de la miseria y logramos prosperar.
Puedes ver la religión como una batalla, una guerra, en la que ganas una victoria para tu fe por la fuerza o el miedo, o puedes verla como una vela que enciendes para alejar parte de la oscuridad del mundo.. La diferencia es que el primero ve a las demás religiones como el enemigo. La segunda las ve como otras velas, que no amenazan a la mía, sino que se suman a la luz que compartimos. Lo que los judíos recordamos de aquella victoria sobre los griegos hace 22 siglos no fue una Deidad de guerra, sino HaShem y sólo la luz puede vencer la oscuridad del alma humana.
Gracias por leer, feliz Navidad, feliz Hanukkah