Precisamente, no me gusta demostrar nada. Prefiero estar feliz y alegre. Y si surge algún problemilla, trato de resolverlo lo más simple y rápidamente posible y seguir en paz, nada ni nadie me hará ser una enojona amargada.
Detesto estar de malas.
Toda mi niñez y adolescencia, la pasé como una miserable zombie, con mi corazón y sentimientos muertos...y ahora con Jesús, no deseo regresar a ese pasado... fuchi.